“Mil
gracias derramando / pasó por estos Sotos con presura, / e, yéndolos
mirando, / con sola su figura / vestidos los dejó de su hermosura".
(Cántico Espiritual - San Juan de la Cruz)
En Salamanca, donde todo comenzó, descansan ya los restos mortales de Jesús Serrat, responsable del Camino Neocatecumenal en la vieja Castilla a la que tanto quiso y que ya le echa de menos. Después de un duro combate contra la enfermedad, pasó a la casa del Padre al que tanto amó y al que entregó su vida durante casi cuatro décadas en las que su único empeño fue predicar y anunciar la Buena Noticia que un día cambió su vida y con la que contribuyó a cambiar la de muchas personas que escucharon la palabra de Dios por medio de su predicación.
Durante todo este tiempo, muchos hemos sido testigos de la obra que el Espíritu Santo ha hecho junto a Antonio Riquelme y Mariví Gorostiza en todas las provincias en las que ha trabajado con la paciencia y perseverancia de quien sabe que "Sólo Dios Basta" a la hora de extender y difundir su palabra. Dejando de lado personalismos y con el "seny" catalán y el humor como herramientas imprescindibles, Serrat vivió por y para Cristo, convencido de que seguirle a Él es garantía de una vida que no se acaba, y así lo transmitió a todo aquel que quiso escucharle, a veces con temor y temblor, pero siempre con la pasión de un hombre enamorado.
Ahora, desde el cielo al que tanto ansió llegar, Jesús Serrat seguirá ejerciendo la paternidad espiritual que con tanto amor practicó hacia sus catecúmenos. Quienes en su día le escuchamos, lloramos la pérdida de un hombre de Dios, pero con la alegre esperanza de saber que descansa junto al Padre y que desde allí continúa velando por nosotros.
En Salamanca, donde todo comenzó, descansan ya los restos mortales de Jesús Serrat, responsable del Camino Neocatecumenal en la vieja Castilla a la que tanto quiso y que ya le echa de menos. Después de un duro combate contra la enfermedad, pasó a la casa del Padre al que tanto amó y al que entregó su vida durante casi cuatro décadas en las que su único empeño fue predicar y anunciar la Buena Noticia que un día cambió su vida y con la que contribuyó a cambiar la de muchas personas que escucharon la palabra de Dios por medio de su predicación.
Durante todo este tiempo, muchos hemos sido testigos de la obra que el Espíritu Santo ha hecho junto a Antonio Riquelme y Mariví Gorostiza en todas las provincias en las que ha trabajado con la paciencia y perseverancia de quien sabe que "Sólo Dios Basta" a la hora de extender y difundir su palabra. Dejando de lado personalismos y con el "seny" catalán y el humor como herramientas imprescindibles, Serrat vivió por y para Cristo, convencido de que seguirle a Él es garantía de una vida que no se acaba, y así lo transmitió a todo aquel que quiso escucharle, a veces con temor y temblor, pero siempre con la pasión de un hombre enamorado.
Ahora, desde el cielo al que tanto ansió llegar, Jesús Serrat seguirá ejerciendo la paternidad espiritual que con tanto amor practicó hacia sus catecúmenos. Quienes en su día le escuchamos, lloramos la pérdida de un hombre de Dios, pero con la alegre esperanza de saber que descansa junto al Padre y que desde allí continúa velando por nosotros.
Marcelo
Galindo / EL ADELANTADO
(camineo.info)
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