4 de octubre: San Francisco de Asís,
ejemplo de pobreza, armonía y paz
REDACCIÓN CENTRAL, 04 Oct. 16 / 12:10 am (ACI).- “Conozco a Cristo pobre y
crucificado, y eso me basta", decía San Francisco de Asís, cuya fiesta se
celebra cada 04 de octubre y a quien el Papa, que lleva el nombre de Francisco
por este Santo, lo definió como hombre de armonía y de paz.
San Francisco nació en Asís (Italia) del 1182, en una familia acomodada.
Tenía mucho dinero y lo gastaba con ostentación. Sólo se interesaba por “gozar
la vida”.
En su
juventud se fue a la guerra y es tomado prisionero. Luego de ser liberado cae
constantemente enfermo hasta que escucha una voz que le exhortó a “servir al
amo y no al siervo”. Retorna a casa y con la oración fue entendiendo que
Dios quería algo más de él.
Comenzó a
visitar y servir a los enfermos y hasta regalar sus ropas o el dinero. De esta
manera desarrollaba su espíritu de pobreza, humildad y compasión.
Cierto día, mientras oraba en la Iglesia de San
Damián, le pareció que el crucifijo le repitió tres veces: “Francisco, repara
mi casa, pues ya ves que está en ruinas”. Entonces, creyendo que se le pedía
que reparase el templo físico, fue, vendió los vestidos de la tienda de su
padre, llevó el dinero al sacerdote del templo y le pidió vivir ahí.
El
presbítero le aceptó que se quedara, pero no el dinero. Su padre lo buscó, lo
golpeó furiosamente y, al ver que su hijo no quería regresar a casa, le exigió
el dinero. Francisco, ante el consejo del Obispo, le devolvió hasta la ropa que
llevaba encima.
Más
adelante ayuda a reconstruir la Iglesia de San Damián y de San Pedro. Con el
tiempo se traslada una capillita llamada Porciúncula, la cual reparó y se quedó
allí a vivir. Por la caminos solía saludar diciendo: La paz del Señor sea
contigo”.
Su
radicalidad de vida fue atrayendo a algunos que querían hacerse sus discípulos.
Es así que en 1210 Francisco redactó una breve regla y junto a sus amigos se
fue a Roma, donde obtienen la aprobación.
El Santo hizo
de la pobreza el fundamento de su orden y el amor a la pobreza se manifestaba
en la manera de vestirse, los utensilios que empelaban y los actos. A pesar de
todo, siempre se les veía alegres y contentos.
Su humildad
no era un desprecio sentimental de sí mismo, sino en la convicción de que “ante
los ojos de Dios el hombre vale por lo que es y no más”.
"Hay
muchos que tienen por costumbre multiplicar plegarias y prácticas devotas,
afligiendo sus cuerpos con numerosos ayunos y abstinencias; pero con una sola
palabrita que les suena injuriosa a su persona o por cualquier cosa que se les
quita, enseguida se ofenden e irritan. Estos no son pobres de espíritu, porque
el que es verdaderamente pobre de espíritu, se aborrece a sí mismo y ama a los
que le golpean en la mejilla", decía.
Considerándose indigno, llegó sólo a recibir el diaconado y dio a su Orden el nombre
de frailes menores porque quería que sus hermanos fueran los siervos de todos y
buscasen siempre los sitios más humildes.
Se le
atribuye haber comenzado la tradición del “belén” o “nacimiento” que se
mantiene hasta nuestros días. Dios le mandó el milagro de los estigmas. Murió
el 3 de octubre de 1226.
El 4 de
octubre de 2013 el Papa Francisco visitó Asís y en su homilía dijo que “San
Francisco es testigo del respeto por todo, de que el hombre está llamado a
custodiar al hombre, de que el hombre está en el centro de la creación, en el
puesto en el que Dios – el Creador – lo ha querido, sin ser instrumento de los
ídolos que nos creamos… Francisco fue hombre de armonía, un hombre de paz”.
(aciprensa)
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