segunda-feira, 27 de outubro de 2008

La Palabra... ¿qué vas a hacer tú?



AINDA O SÍNODO DOS BISPOS
SOBRE A PALAVRA DE DEUS


Fuente: Catholic.net

Autor: Lucrecia Rego de Planas


"Muy queridos visitantes de Catholic.net:


Como todos ustedes saben (espero) nuestros obispos estuvieron reunidos durante los últimos quince días en Roma, en un Sínodo, dialogando acerca de la importancia que tiene La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y de cada uno de los cristianos.

Tal vez muchos de ustedes no tuvieron el tiempo suficiente para seguir este interesantísimo evento, ni para ir leyendo las conclusiones y las ponencias que hubo cada día.

No hay que preocuparse demasiado por esto, pues, aunque fueron bien interesantes todas las ponencias, a fin de cuentas era una reunión de los obispos y para los obispos (nosotros no teníamos gran cosa que hacer ahí).

Sin embargo, el viernes pasado, al final del encuentro, publicaron un mensaje que sí está dirigido a nosotros y ése... vale la pena leerlo, pues resume las conclusiones a las que llegaron nuestros pastores en estos días y en él, nos dan lineamientos muy específicos que debemos poner en práctica, si queremos ir al ritmo que nos marca la Iglesia, como nuestra Madre y Maestra.

Les quiero dar un resumen de este mensaje... no para que dejen de leerlo, sino únicamente para abrirles el apetito de hacerlo, pues es un mensaje que no tiene desperdicio.

En él, los obispos nos invitan a embarcarnos en "un viaje en cuatro escalas" que nos llevará al conocimiento de la Palabra.


I. La primera escala del viaje consiste en reconocer a Dios que se revela en las cosas creadas, en la historia de la creación y redención y también en la Palabra escrita, en forma de libro, que es la Biblia. Con esto nos explican por qué los católicos no tenemos como centro solamente a la Biblia, ya que la Palabra de Dios excede a la Biblia.


II. La segunda escala del viaje consiste en la invitación a conocer, amar e imitar a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que es el Rostro de la Palabra. Jesucristo, el Verbo divino que existe desde el Principio... gloria, divinidad, misterio... y que es el mismo Jesús de Nazareth, un hombre verdadero, de carne y hueso, que vivió en un lugar y un momento determinado de la historia.


III. La tercera escala del viaje nos invita a reconocer a la Iglesia como La casa de la Palabra. La Iglesia fundada sobre Pedro es la animadora, garante e intérprete de la Palabra de Dios. Nosotros no podemos leer la Biblia e interpretarla a nuestro antojo, sino siempre guiados por la correcta interpretación que sólo es garantizada en el Magisterio autorizado de la Iglesia.

Nos dicen los obispos que la Iglesia, como Casa de la Palabra, está sostenida sobre cuatro columnas:


1. La primera columna es la Predicación de la Palabra de Dios (didaché) que tiene tres momentos principales: el anuncio, la catequesis y la homilía, el momento culminante del encuentro con la Palabra de Dios.


2. La segunda columna es la Liturgia de la Santa Misa, en la cual la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística se unen en un mismo culto para llevarnos a la perfecta unión con La Palabra, a la unión íntima con Jesucristo en el sacramento.


3. La tercera columna son las oraciones entrelazadas. En esta etapa del viaje, los obispos nos recuerdan la riqueza que existe en la Liturgia de las Horas, el Salterio y nos motivan a practicar diariamente la Lectio Divina (lectura orante del Evangelio) que tiene cuatro momentos: la lectura de un pasaje, la meditación (¿qué me dice este pasaje), la oración (¿cómo debo responder?) y la contemplación (¿qué debo transformar para poner esto en práctica?).


4. La cuarta y última columna que sostiene a la Iglesia como La Casa de la Palabra, es la koinonia, la comunión fraterna, que se refiere a obedecer y poner en práctica la Palabra que hemos escuchado. Amar a los demás como Jesús nos ha amado.


IV. La cuarta etapa del viaje al que nos invitan nuestros obispos, nos habla de Los Caminos de la Palabra, de la Misión a la que estamos llamados todos los cristianos. Esta misión consiste en anunciar a todos los hombres con fuerza y valentía la Palabra de Dios que hemos escuchado. Debemos realizar este anuncio en nuestros ambientes, en nuestras familias, haciéndola llegar por los medios más modernos y eficaces a todos los hombres: a los cercanos, a los alejados y a entablar un dialogo respetuoso con las otras religiones para llevar también a ellos el mensaje de salvación.

Esto es, en pocas palabras, el mensaje que nos han enviado nuestros obispos como conclusión del Sínodo. Pronto publicarán un documento en el que todas estas conclusiones las podremos encontrar ampliadas y detalladas.

Por ahora... bastará con que no nos quedemos con las ganas de conocer más de la Palabra de Dios de las maneras que nuestros pastores nos lo han recomendado, sino que empecemos a hacer algo, todo lo que esté en nuestras manos para conocerla y ponerla en práctica en nuestras vidas. Cada uno de ustedes sabrá lo que tiene que hacer.


Me despido, confiando en que tendrán la oportunidad de leer completo el mensaje de los obispos y asegurándoles, como siempre, mis oraciones."

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