Solemnidade de Santa Maria Madre de Dios
Autor:Mn. Francesc Jordana Soler
Números 6, 22-27
Sal 66
Gálatas 4, 4-7
Lucas 2, 16-21
Queridos hermanos y hermanas,
Continuamos dentro de la octava de la Natividad del Señor, durante ocho días estamos reviviendo (volviendo a vivir) en la liturgia el gran acontecimiento del nacimiento de Jesús. Por lo tanto, en la liturgia de hoy nuestra mirada sigue fija en el gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios, a la vez que contemplamos a María la Madre de Dios. Si Jesús es Dios, María es la Madre de Dios.
Hoy en el Evangelio los pastores aparecen como los protagonistas. Pienso que vale la pena parase a contemplar la escena. Los pastores en aquel tiempo eran personas un poco marginales (vivían al margen del pueblo), tenían mala fama, eran personas endurecidas. Sorprende que los primeros en enterarse del nacimiento de Jesús y en adorarle sean unos personajes tan peculiares. ...
Pero fueron unos rudos pastores, y ello nos anima a acercarnos y adorarle también nosotros. Jesús es salvador para todos, nos acoge a todos, por mucho mal que hayamos cometido en nuestra vida. Jesús viene a salvarnos a todos. La salvación siempre es posible … cuando nos reconocemos pequeños.
Los pastores reciben el anuncio y se ponen en marcha, salen de su comodidad, de su instalación, y en medio de la noche se ponen en camino, hacen camino, caminan. Ser cristiano nos va a exigir dejar comodidades, seguridades, ponerse en camino y caminar. Y no una vez o dos, sino que este el dinamismo propio de la vida cristiana: caminar, avanzar, dejando cosas que nos estorban para seguirle. Debemos acoger los “anuncios” que Dios nos manda, dejar comodidades, salir de nosotros mismos, y caminar.
En su caminar los pastores son guiados por la estrella. ¿Qué guía nuestros pasos? … lo que nos apetece, lo que nos parece, la rutina de siempre … Nuestros pasos deberían ser guiados por la Palabra de Dios y por las enseñanzas de nuestra Madre la Iglesia. ¿Nos dejamos guiar? ¿Seguimos el camino que nos indica la Iglesia, a través del Magisterio y los sacerdotes, o prescindimos de ello? ¿Somos humildes para aceptar ser guiados?
El ángel a los pastores les dice “os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo..” y los Reyes de Oriente al ver la estrella encima del establo “se llenaron de una inmensa alegría”. ¿Cual debe ser nuestra motivación en este caminar? La alegría: la buena noticia es un nueva que nos alegra. Si seguimos a JC es porque creemos que ahí está la verdadera felicidad, la verdadera alegría. Seguimos a Jesús, nuestro libertador, cómo no hacerlo con alegría. La alegría debería ser nuestro distintivo … Un santo triste es un triste santo. Que nos conozcan como personas alegres!
Otro aspecto esencial en los pastores es la esperanza. Cuando empiezan los pastores a caminar es porque tienen la confianza de que llegaran a ver lo que el ángel les ha dicho. Nosotros hemos de fortalecer nuestra esperanza de que en este caminar siguiendo a Jesús se nos da la Vida. Jn 10,10: “Yo he venido para ….”
Los pastores al llegar hacen sus ofrendas, desde su pobreza, desde su no tener, dan lo que pueden. ¿Y nosotros que le ofrecemos a Él, a Dios, a nuestro Salvador, al Dios que se hace hombre para darnos la Vida?. Quizá un par de minutos antes de ir a la cama, o 45 los domingos que tenemos tiempo.
Pensemos … ¿qué le estoy dando ..., qué le ofrezco, …? Me da la impresión de que somos un poco tacaños para pasar tiempo con él, para implicarnos en la transformación del mundo que él ha venido a traer.
Y toda esta escena ocurría bajo la atenta mirada de Maria, Madre de Dios. El evangelista Lucas la describe como la Virgen silenciosa, en constante escucha de la Palabra de Dios. María conserva en su corazón las palabras que vienen de Dios y, uniéndolas como en un mosaico, aprende a comprenderlas. ...
Que María sea llena de gracia no significa que lo supiese todo. Como persona humana que era requirió de una actitud contemplativa hacia el misterio para irlo entendiendo. Por ello, de la mano de Maria entramos en la escuela del silencio y la escucha de la Palabra y nos introducimos en este misterio. De modo que poco a poco vayamos siendo cada vez más discípulos atentos y dóciles a la Palabra. ...
Cuando empieza un año son habituales los nuevos propósitos. Tres consejos: que nazcan del diálogo con Jesús: que nos ayuden a ponernos en camino: guiados por la Palabra, convencidos que en ellos se nos dará la vida, pues a Dios nadie le gana en generosidad.
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