CAMINEO.INFO.- Hoy las lecturas nos hablan de cómo afrontar las dificultades, cómo afrontar los vientos contrarios a la fe, a la Iglesia, de cómo afrontar las dudas de fe.
Para entender la primera lectura debemos conocer el contexto de la misma. El profeta Elías está acosado por múltiples dificultades: Era el único profeta del Dios de Israel, había multitud de profetas de falsos dioses (más de 400), que eran seguidos por el pueblo. Elías está solo. Nadie le hace caso. La reina Gezabel quiere matarlo. Y él se siente cansado, desanimado, y triste ante las dificultades.
En este contexto Elías busca la presencia de Dios. Va al monte Horeb. Y Dios se le manifiesta, Dios le conforta, y le dice que está a su lado. A partir de esta experiencia de Dios recupera las fuerzas y las ganas de cumplir su misión, la misión que Dios le ha encomendado.
¿Buscamos a Dios? En este tiempo de verano ¿buscamos a Dios? Estoy esperando con ansia la cuarta semana de agosto porque me voy de receso, a buscar a Dios, necesito mi “monte Horeb”. Sin este espacio de silencio, de encuentro, imposible seguir avanzando …
Hemos visto en la primera lectura como Dios no estaba en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego, Dios estaba en la brisa suave. Sólo desde el silencio interior y exterior podremos encontrarnos con Dios, que es como una brisa suave. Desde nuestras prisas, desde nuestras distracciones no percibimos esa brisa suave.
Os animo a buscar esos espacios de silencio, para que captéis esa presencia de Dios vivo ……
Pasamos a contemplar el evangelio. Hoy vemos el final de la escena del domingo pasado: Jesús ha hecho la multiplicación de los panes, Jesús despide gente. Es ya de noche. Despide también a los discípulos, se van en barca. Y Él se va a orar. En la barca después de 5-6 horas remando, ellos que son expertos pescadores, no han avanzado, no pueden superar el viento y el oleaje en contra.
La barca simboliza la Iglesia, el viento y las olas simbolizan las dificultades, los ataques, con las que la Iglesia se encuentra.
Hoy en día a veces esos vientos y olas vienen movidos por la ignorancia. Hay tanto desconocimiento, que muchas veces las críticas nacen de la ignorancia. No hay mala intención. Hay poca información. De ahí la importancia de estar formados nosotros para iluminar a los que están mal informados..
Otras veces, atacada por los tópicos de siempre: la Inquisición, las Cruzadas, las riquezas de la Iglesia, Pío XII y el nazismo. Los tópicos de siempre. En este sentido es interesante leer el libro de Vittorio Messori periodista e historiador: “Leyendas negras de la Iglesia”. Donde va desmontando uno por uno todos estos tópicos que siempre vamos oyendo, cuando hay discusiones sobre la Iglesia ..
Sin abundar demasiado en el tema de las riquezas de la Iglesia una idea: todos conocéis la Majestad de Caldes de Montbui. La parroquia de Caldes tiene una majestad románica del siglo XV preciosa y muy bien conservada, que la tienen en la capilla del Santísimo. Imaginad que el rector decide venderla a un banco japonés para potenciar Caritas. Los feligreses y el pueblo se le tirarían encima. No es un bien del que podamos disponer, lo tenemos al servicio de la sociedad, para que sea contemplado, admirado, rezado. Lo mismo podemos decir de la Piedad de Miquel Ángel, y de la mayor parte de las obras de arte de la Iglesia.
Pero que nos quede claro que los vientos contrarios, que las olas, que los ataques que sufrimos no son el problema de la Iglesia. El evangelio lo dibuja muy bien: la barca no avanza porqué Cristo no está presente en la barca. El problema de la Iglesia es que Cristo está poco presente en la iglesia. Dicho de otra manera y más cercana: Cristo está poco presente en nuestros corazones. Lo que necesita la Iglesia no es que dejen de atacarla, sino que nosotros nos convirtamos.
Hemos contemplado la barca, ahora contemplamos a Pedro: ¿Por qué se hunde Pedro? Pedro no se hunde porque el agua no esté hecha para andar. Pedro no se hunde por las olas, ni por el viento. Pedro se hunde porque no tiene bastante fe, porque no confía... Deja de mirar a Jesús y mira las olas y el viento, y se hunde… Y eso nos ilumina que no fracasamos porque no hagamos suficiente esfuerzo, no fracasamos porque el ambiente sea muy contrario, sino porque nos falta confianza en Dios, porque miramos poco a Jesús. ¿Confiamos en Dios? ¿Esperamos cosas de Él? ¿Miramos a Jesús? ¿Lo conocemos personalmente?…
Y todo esto (confianza, esperanza, encuentro personal) nace del silencio, de la oración y del trato íntimo con el Señor: mirándole a Él y diciendo como los discípulos: “Realmente eres el Hijo de Dios”.
Sorprendente: Jesús sube a la barca y el viento calma y la barca avanza … . Traducido: si Jesús está más presente en la Iglesia, en nuestros corazones, las dificultades dejan de serlo y la Iglesia avanza, crece, comunica vida …
domingo, 7 de agosto de 2011
Cómo afrontar las dificultades...
... cómo afrontar los vientos contrarios a la fe...
Sun, 07 Aug 2011 06:55:00
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