Ciudad del Vaticano, 14 marzo 2013 (VIS).-El Santo Padre Francisco ha celebrado
esta tarde a las 17.00 en la Capilla Sixtina la Santa Misa Pro Ecclesia con los 114 cardenales
electores y los conclavistas.
La primera lectura ha sido el cántico del profeta Isaías
que comienza con las palabras “Al final de los días estará firme el monte de la
casa del Señor” y prosigue con las célebres frases: “Será el árbitro de las
naciones, el juez de los pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de
las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo,no se
adiestrarán para la guerra”. Después, se ha leído la primera Carta de San Pedro
dedicada al sacerdocio común de los fieles que dice: “También vosotros, como
piedras vivas, sois edificados como edificio espiritual para un sacerdocio
santo” y exhorta a ser “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo
adquirido en propiedad, para que pregonéis las maravillas de Aquel que os llamó
de las tinieblas a su admirable luz”. El Evangelio ha sido el relato que de la
Confesión de Pedro hace San Mateo, cuando Cristo pregunta a los discípulos: “Y
vosotros ¿quien decís que soy yo?y a la respuesta de Pedro: “Tu eres el Cristo,
el Hijo de Dios vivo”, Jesús contesta: “Y yo te digo que tu eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella”.
En su primera homilía como Papa y hablando en italiano,
sin leer ningún texto, Francisco ha observado que las tres lecturas tienen algo
en común: “el movimiento. En la primera de ellas, el movimiento es camino; en
la segunda el movimiento está en la construcción de la Iglesia ; en el
Evangelio, el movimiento está en la confesión. Caminar, construir, confesar”.
El Pontífice ha recordado que lo primero que Dios dijo a
Abraham fue : “Camina en mi presencia y se perfecto.. Nuestra vida es un
camino. Cuando nos detenemos, hay algo que no funciona. Caminar, siempre, en
presencia del Señor, a la luz del Señor, intentando vivir con la perfección que
Dios pide a Abraham”.
“Construir - ha dicho- Edificar la Iglesia; se habla de
piedras: las piedras son consistentes; pero son piedras vivas, piedras ungidas
por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre la
piedra angular que es el Señor mismo”.
“Confesar.... Podemos caminar cuanto queramos, podemos
construir tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, no vale. Nos
convertiríamos en una ONG filantrópica, pero no seríamos la Iglesia, esposa del
Señor. Cuando no andamos, nos detenemos... retrocedemos. Cuando no se construye
sobre las piedras ¿qué pasa? Nos pasa lo mismo que a los niños cuando hacen
castillos de arena en la playa: terminan cayéndose porque no tienen
consistencia”. Y, citando a Leon Bloy, el Santo Padre ha afirmado: “El que no
reza al Señor, reza al diablo” porque “cuando no se confiesa a Jesucristo se
confiesa la mundanidad del demonio”.
“Caminar, edificar, construir, confesar. Pero no es tan
fácil, porque cuando se camina, se construye, se confiesa, a veces hay
sacudidas, hay tirones, que no son movimientos propios del camino porque nos
hacen retroceder”.
En el Evangelio, ha proseguido el Papa, “incluso Pedro
que ha confesado a Jesucristo, le dice: “Tu eres Cristo, el hijo de Dios vivo.
Yo te sigo, pero no hablemos de la Cruz. Es algo que no tiene nada que ver...
Te sigo, sin la Cruz”. Pero “cuando caminamos sin la Cruz, cuando construimos
sin la Cruz y cuando confesamos a un Cristo sin la Cruz... no somos discípulos
del Señor: somos mundanos; somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero
no discípulos del Señor”.
“Y yo quisiera que todos, después de estos días de
gracia, tengamos el valor; sí, el valor, de caminar en presencia del Señor, con
la Cruz del Señor, de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor que se
derramó en la Cruz; y de confesar la única gloria: a Cristo crucificado. Y así,
la Iglesia irá hacia delante. Deseo para todos nosotros que el Espíritu Santo y
la oración de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda esta gracia: caminar,
edificar, confesar a Jesucristo”.
Terminada la homilía, en las oraciones de los fieles
se ha rezado por el nuevo pontífice y también por Su Santidad Benedicto XVI
para que “sirva a la Iglesia en el retiro con una vida dedicada a la oración y
la meditación”. También se ha pedido que los responsables de las naciones “no
actúen movidos por la fuerza o por el interés ni tiranicen a las personas y
sean conscientes de que todo poder procede de Dios” y se ha recordado “a
cuantos sufren, a cuantos luchan desamparados en la vida para que Cristo, el
Pastor supremo, los conforte y consuele dándoles la corona de la gloria”.
Una vez finalizada la Misa el Pontífice ha visitado el
apartamento papal en el palacio apostólico.
(blog
da Santa Sé)
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