Papa impulsa la integración de divorciados en la
Iglesia
El Papa tiende una mano a los divorciados
vueltos a casar que quieran reconciliarse con la Iglesia.
Como rompieron las promesas de su primer matrimonio, no
pueden por ejemplo recibir la comunión, dar catequesis o ser padrinos de
bautizo. Sin embargo, el Papa no quiere cerrar la puerta a quienes
desean sinceramente retomar los sacramentos, pero su divorcio se lo impide.
El Papa pide a sacerdotes y obispos que afronten estas
situaciones caso por caso "de un modo constructivo” y que les
ayuden a integrarse en diferente medida en la Iglesia.
A lo largo del texto hay muchas invitaciones a
valorar la importancia de la conciencia personal, madurada en la conversacion
con el sacerdote.
Francisco dice que esto no significa que la Iglesia dé
por buenas todas las situaciones:
"Obviamente, si alguien ostenta un pecado
objetivo como si fuese parte del ideal cristiano, o quiere imponer algo
diferente a lo que enseña la Iglesia, no puede pretender dar catequesis o
predicar, y en ese sentido hay algo que lo separa de la comunidad”.
El Papa pone varios ejemplos. Dice que no es lo
mismo la situación de quien ha sido abandonado de la de quien traiciona y
abandona a su pareja.
Francisco recuerda que como "el grado de
responsabilidad no es igual en todos los casos, las consecuencias o efectos de
una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas”.
El Papa parte de la buena intención de quienes
hablan en conciencia y solicitan ayuda espiritual, sin pretender
"poner sus deseos por encima del bien común de la Iglesia”.
Por eso, invita a los divorciados interesados a
conversar con un sacerdote. Les avisa de que "no siempre encontrarán
en ellos una confirmación de sus propias ideas o deseos, pero seguramente
recibirán una luz que les permita comprender mejor lo que les sucede y podrán
descubrir un camino de maduración personal”.
Se trata sólo de uno de los nueve capítulos de la
innovadora exhortación apostólica sobre la familia "Amoris Laetitia”, en la que el Papa pide a
la Iglesia que no se canse de promover la belleza del matrimonio cristiano,
y que trabaje para ayudar a los matrimonios a mantener alegremente sus
promesas.
(Romereports)
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