CAMINEO.INFO.- Rosario/ARGENTINA.- “Dios quiere de ustedes un corazón sacerdotal. Por eso el sacerdocio que brota del amor de Cristo, no es un simple ‘oficio’, o una función que se vive solo en algunos momentos del día, o que tiene paréntesis intermitentes en la semana, o en el año; sino que un sacramento que toma nuestra vida en su integridad: Dios los elige, se vale de ustedes, con sus limitaciones y talentos, y los hace suyos para siempre; para estar más dispuestos a amarlo y servirlo en su Iglesia, y más presentes entre los hombres y actuar a favor de ellos en aquello que le pertenece a Dios”, recordó el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan.
Lo hizo al presidir en el santuario arquidiocesano San Cayetano la misa por la solemnidad de San Pedro y San Pablo, en cuyo marco también ordenó sacerdote a Silvio Almaraz, Cristian Báez, Javier Carbone y Pablo Siegel.
Los nuevos presbíteros pertenecen a las comunidades parroquiales de Nuestra Señora de Fátima, en Casilda; Nuestra Señora de Guadalupe, en Pueblo Esther; catedral Nuestra Señora del Rosario, y Sagrado Corazón, en Rosario.
Todos ellos completaron su formación sacerdotal en el Seminario Arquidiocesano San Carlos Borromeo.
“Para el mundo que no cree, el mundo para el que Dios no cuenta, la vida sacerdotal y nuestra vida de celibato por el Reino es muchas veces incomprensible, porque muestra precisamente que Dios está cerca y es vivido con esta opción profunda de vida. Porque el sacerdocio que van a vivir y el celibato por el Reino, es un ‘sí’ definitivo al amor de Dios, es un dejarse tomar de la mano por Dios, es entregarse a Él; y es por tanto un acto de fidelidad y de confianza”, subrayó citando al papa Benedicto XVI.
El prelado rosarino les pidió que “por ello, estén seguros de que la Iglesia es el camino para sus vidas; porque es la Iglesia de Jesús. Que nunca nuestra vida pueda contribuir a desfigurar algo su rostro”, y señaló: “Ustedes son de Dios, y Él es fiel, y estará siempre con ustedes. En cambio la infidelidad viene de nuestro corazón y solo de nuestro corazón, que fue abandonando la amistad con Jesús”.
Monseñor Mollaghan indicó que “en la fiesta de San Pedro y San Pablo recordamos fervientemente al papa Benedicto XVI, en su día y celebrando en esta ocasión sus 60 años de ordenación sacerdotal. Rezamos por él, que confirme en nosotros la verdadera fe que salva y reavive nuestra vida y nuestra vocación cristiana”.
“Que el amor al Papa y la adhesión filial a su enseñanza permanente de Supremo Pastor de la Iglesia sea para todos un faro luminoso, que mantenga encendida en nuestro corazón la luz de la verdad, que ilumina con claridad la vida de sus hijos y de la humanidad”, concluyó.
La Eucaristía fue concelebrada por un gran número de sacerdotes, que impusieron las manos, y contó con la presencia de superiores y formadores del Seminario, además de sacerdotes “padrinos de ordenación” de los neopresbíteros. También asistió monseñor Rinaldo Bredice, obispo emérito de Santa Rosa, quien reside en Rosario, y un diácono permanente.
El maestro de ceremonias fue el presbítero Marcelo Olivera
Sat, 02 Jul 2011 00:01:00
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