Sun, 13 Mar 2011 00:02:00
CAMINEO.INFO.- Puerto Iguazú/ARGENTINA.- Hay que tener en cuenta que “el pecado personal es la causa no sólo de la pérdida de la gracia individual, sino que también es causa del ‘pecado social’ y ‘eclesial’. Es causa más o menos grave de los males de la Comunidad y de la Iglesia como Comunidad de fe. En la Iglesia de los primeros siglos había una conciencia clara del aspecto social del pecado. Las injusticias sociales, la exclusión social, la pobreza extrema, la esclavitud de las drogas, del sexo y del alcohol, son hoy también causa de la falta de santidad de nosotros como miembros de la Iglesia”. Así lo expresa monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, en su mensaje de Cuaresma, en el que llama a revisar nuestras vidas y a mirar “nuestro caminar como Iglesia, convirtiéndonos si fuera necesario por medio de la oración, la penitencia y la limosna”.
Explica que de esta manera “nos vamos reconciliando con Dios y con la Iglesia y nos vamos convirtiendo en constructores de una sociedad más cercana al amor de Dios y por lo tanto más justa y solidaria”. Al mismo tiempo advierte: “No digamos esto no es para mí, pues caeríamos en un pecado más grande: el de la soberbia”.
Por otro lado, explica que “el pecado daña a nuestro prójimo de un modo más directo. El sacramento en nombre de Dios nos perdona, pero el sacerdote nos debe obligar a la reparación del daño realizado. Por ello la conversión conlleva un cambio y la penitencia nos debe llevar a la conversión, de otra forma sería muy fácil, bastaría con confesarnos y todo estaría bien”.
“El sacramento nos lleva a vivir construyendo a través de nuestra conversión el bien común de la sociedad. Nos lleva a vivir de otra forma insertados en la sociedad, reparando y construyendo la misma por medio de la santidad de vida. De otra manera nuestra religiosidad sería desencarnada de la vida y de la sociedad que Dios nos pide construir y santificar”.
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