SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA
Padre Francesc Jordana Soler
CAMINEO.INFO.- Celebramos en esta solemnidad que la virgen María es elevada al cielo en cuerpo y alma. María, la Madre de Dios, al morir no conoció la corrupción de su cuerpo sino que es glorificada por Dios.
Esta solemnidad la celebramos desde 1950 cuando el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción. Pero la Iglesia de oriente y de occidente desde los primeros siglos ya creía en este hecho.
Las palabras de Maria: “Desde ahora me felicitaran todas las generaciones” resultan sorprendentemente proféticas. Maria anunciaba la devoción mariana del pueblo de Dios hasta el fin de los tiempos.
Por tanto, la Iglesia no ha inventado algo “ajeno” a la Palabra de Dios, sino que responde a la profecía hecha por Maria en aquella hora de gracia.
¡Cómo no venerar aquella que no cometió pecado!, ¡cómo no venerar a aquella cuyo sí permite la obra de la redención!, ¡cómo no venerar a la que es madre de nuestro Salvador!, ¡cómo no venerar a aquella que el mismo Cristo nos dio como Madre en la cruz!.
Ante todo esto imposible que en la Iglesia no surgiera con fuerza una devoción mariana… que no es otra cosa que una verificación de las palabras de Maria: “Me felicitaran todas las generaciones”.
Dice el Papa Benedicto XVI: “Estas palabras son, por tanto, una auténtica profecía, inspirada por el Espíritu Santo, y la Iglesia, al venerar a María, responde a un mandato del Espíritu Santo, cumple con su deber”.
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