Fri, 22 Apr 2011 18:03:00
Isaías 52, 13 - 53, 12
Salmo 30
hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Juan 18, 1 - 19, 42
“Este es el hombre”. “Ecce homo”, dice Pilatos. Y es verdad. Él es el hombre, el hombre pleno, maduro, perfecto, feliz.
“Este es el hombre”. Desde la muerte de Jesús en cruz ser hombre es otra cosa. Antes de Jesús un gran hombre era alguien con poder, con riquezas, con influencia, respetado y admirado por todos. Con Jesús un gran hombre es alguien que ha amado verdaderamente, hasta el extremo, sin quedarse nada...
Hay una grandeza al modo humano y una grandeza al modo divino. ¿A cuál aspiramos?
“Este es el hombre”. Por esto hemos de contemplar la cruz, para que conforme, de forma, a nuestra manera de vivir. Pero ¿qué nos dice la cruz? ¿Cómo da forma a nuestra vida? ¿Qué mensaje nos envía la cruz? La cruz nos dice que es posible una nueva manera de amar.
Nos lo dice poéticamente el Papa Benedicto en su encíclica “Deus caritas est”: "Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo…, en la cruz,… Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar.”
Hoy en nuestro mundo, lo vemos a diario, no se sabe amar: guerras, atentados, capitalismo salvaje. Pero también más cerca: divocios, violencia de género, abortos, padres que no soportan a sus hijos, hijos que no soportan a sus padres, colocación y olvido de los abuelos a las residencias, y tantas otras cosas...
Y todo esto tiene su origen en que las personas no saben amar, y no saben amar porque no han contemplado a Jesús crucificado, no se han encontrado con Él. Por eso el Papa ha dicho: “A partir de la cruz se debe definir ahora qué es el amor”.
¿Y cómo definimos el amor mirando a Jesús crucificado? El amor es entrega, entrega de uno mismo. El amor es donación, donación de uno mismo a los demás. El amor consiste en buscar el bien del otro anteponiéndolo al propio bien. El amor no es que yo esté a gusto, sino que el otro sea feliz. El amor es capacidad de sufrimiento por el otro. Así está definiendo Jesucristo el amor desde la cruz.
La mejor lección para nuestra vida Jesús nos la da desde la cruz, y es una lección sin palabras. Hemos de contemplarle a él crucificado para aprender esta lección.
Como decía el Papa esta contemplación da orientación a nuestro vivir y a nuestro amar.
Por el pecado original tendemos al egoísmo con una gran fuerza y es la lección de Jesús en la cruz y la donación que nos hace de su Espíritu lo que nos permite ir venciendo este egoísmo que es muerte y de este modo andar por la vida amando verdaderamente, que es vida.
Contemplemos a Cristo crucificado para que como decía el Papa allí encontremos "la orientación de nuestro vivir y de nuestro amar".
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