sábado, 30 de maio de 2009

LECTIO DOCTORALIS DE KIKO ARGÜELLO - 1

“La familia en la misión de la Iglesia”


(continuação)

"Creo que después de la experiencia de ateísmo en Polonia, el Papa, con una filosofía con raíces en la fenomenología de Husserl, ha querido decir que para responder a la fuerza del ateísmo moderno y a la secularización, los cristianos bautizados necesitan un catecumenado como tenía la Iglesia primitiva, un cartecumenado post-bautismal.

Durante varios siglos la Iglesia primitiva ha tenido un catecumenado serio, donde los catecúmenos debían mostrar que tenían fe, porque comenzaban a hacer obras de vida, obras que mostraban que en ellos actuaba Cristo Resucutado. El bautismo era la gestación a una nueva creación dónde la síntesis del anuncio del Kerigma, la buena noticia, el cambio de vida moral y la liturgia eran una sola cosa.

La Iglesia de hoy necesita esta formación seria. De hecho, el punto para nosotros es uno solo: que se forme el hombre nuevo, el hombre celeste, en un itinerario serio de formación cristiana; ese hombre que, como dice san Pablo, lleva en su cuerpo el morir de Jesús para que se vea en su cuerpo que Cristo está vivo, de modo que cuando el cristiano muere "el mundo recibe la vida".

Esta iniciación cristiana, que Camino Neocatecumenal propone en sus rasgos fundamentales, reconstruye la comunidad cristiana, inspirándose en la Sagrada Familia de Nazaret. En el Estatuto se dice concretamente: "Modelo de la comunidad neocatecumenal es la Sagrada Familia de Nazaret, lugar histórico donde el Verbo de Dios, hecho Hombre, se hace adulto creciendo 'en sabiduría, edad y gracia', estando sometido a José y María. En la comunidad los neocatecúmenos se tornan adultos en la fe, creciendo en humildad, simplicidad y alabanza, sometidos a la Iglesia (Art. 7 § 2).

Iglesia, comunidad cristiana, Familia de Nazaret, familia humana: el camino está claro. Nos lo dijo el Papa Juan Pablo II en una memorable homilía, que nos dirigió en la festividad de la Sagrada Familia, el 30 de diciembre de 1988, en Porto San Giorgio, donde vino para enviar las primeras 72 familias en misión: "Si se tiene que hablar de una renovación, de una regeneración de la sociedad humana, más bien de la Iglesia como sociedad de los hombres, se tiene que empezar de este punto, de esta misión. Iglesia Santa de Dios, tú no puedes hacer tu misión, no puedes cumplir tu misión en el mundo, si no por la familia y su misión".

(continua)

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