terça-feira, 22 de dezembro de 2009

Preparandonos a celebrar la Navidad



Cómo nos podemos preparar?


Autor:

Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


CAMINEO.INFO.- En la vida cristiana la acción principal proviene de Dios: es él quien habla, actúa, quien viene a nosotros. En un sentido ser cristiano es dejarnos encontrar por él. Cómo es este camino de Dios hacia nosotros?, siempre a través de su Hijo, de Jesucristo. Ser cristiano es encontrarnos con él. Esto es posible hoy?, si, porque él ha querido quedarse en nuestra historia como Alguien vivo, no como una idea. Esto significa que puedo participar de su misma vida que se me entrega como Gracia, es decir, como algo vivo y real que se ofrece a mi libertad. Navidad es el comienzo de este camino nuevo que Dios ha iniciado hacia nosotros, pero siempre necesita de nuestra libertad, de nuestra preparación para que ese encuentro sea posible. Dios viene a nosotros, golpea la puerta de nuestro corazón, pero no entra, espera nuestra respuesta.

Como en todo encuentro, aquí también es importante la preparación. Este es el significado del tiempo de Adviento que estamos viviendo, prepararnos para este encuentro con el Señor que viene. Y en qué consiste esta preparación? La vida cristiana, aunque se debe manifestar en una conducta exterior, tiene su lugar primero en el interior del hombre. Por ello Dios viene como gracia, no sólo como una doctrina o una ley. El lugar que el Señor busca es nuestro corazón, si no está preparado para este encuentro no transforma nuestra vida. Nos quedaremos como espectadores de un acontecimiento histórico, conoceremos una buena doctrina, pero estaremos ajenos a esa Vida Nueva que se nos regala, a lo profundo de su mensaje; no comprenderemos ni llegaremos a gustar la belleza ni la alegría de ser cristianos.

Cómo nos podemos preparar? Por ser su Vida una gracia, un don que se nos comunica, es algo interior y requiere, en primer lugar, una actitud de fe. Para la fe Dios no es un problema, sino el misterio de una Vida que vamos a descubrir. No pensemos, por otra parte, que la fe es algo mágico, ni que es propiedad de un grupo selecto, ella sólo necesita un corazón abierto, humilde, capaz de abrirse con confianza a la palabra del mismo Jesús: “Te alabo, Padre, él nos dice, por haber ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Mt. 11, 25). Un corazón limpio es el primer paso en el camino de la fe. En otro pasaje nos dice: “Bienaventurados los que tienen un corazón puro, porque ellos verán a Dios” (Mt. 5, 8).

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Deseando que preparemos nuestra mirada de fe para descubrir al Señor que viene a nuestro encuentro, les hago llegar junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor, que quiso nacer para nosotros en la humildad de un pesebre.



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